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jueves, 13 de junio de 2013

Ha muerto el padre Roberto Bolton García

Hoy durante la mañana, durante una clase en el colegio, recibí la noticia: el Padre Roberto Bolton, con quien viví como vecino durante cinco años en la población Villa Francia de Santiago, había fallecido a los 94 años de edad. No fue fácil digerir la noticia en medio de una realidad tan distinta de la que estaba cuando conocí a Roberto, muchos años atrás, mucho camino entre su historia y la mía.

Era el año 1998 en santiago. Yo estaba buscando arriendo y unas religiosas con las que trabajaba en Lo Prado me hablaron de un sacerdote que arrendaba una mediagua en Estación Central. La casa no está muy buena, me dijeron, pero la arriendan barata. Fue así como llegué a la calle Yelcho 5253 de la comuna de Estación Central. Ese fue el comienzo de una historia que se prolongaría por 5 años, en los que pude conocer al Padre Roberto con la cercanía de un vecino. Se trataba de un hombre de edad, que vivía en una casa pobre, interesado en el estudio de la Biblia, ya retirado como sacerdote, pero aún haciendo talleres bíblicos en la poblaciones. Gustaba de la música clásica, de la que conocía bastante y de las noticias por radio. Con un humor irónico muy divertido y con un carácter no siempre fácil de llevar.

Así era Roberto, con los defectos y virtudes de todos y con el compromiso y consecuencia de pocos .Llevaba más de treinta años viviendo con los pobladores de Villa Francia, en la casa que había ocupado antes el Padre Mariano Puga y el Padre Rafael Maroto. Con él conocí y aprendí mucho de la historia de nuestra Iglesia,  en largas conversaciones donde me contó de sus encuentros con San Alberto Hurtado, Mons. Romero, Don Raúl Silva Henríquez, los obispos que los siguieron, el movimiento Sebastián Acevedo, la historia de los hermanos Vergara Toledo, la Comunidad Cristiana Cristo Liberador, y un largo etcétera donde habría que incluir su vida y la de muchos más.

El tiempo y la historia hizo que tuviese que alejarme de su casa y de santiago para volverme a Concepción e iniciar otra historia, que inevitablemente ha estado marcada a fuego por lo vivido y compartido durante esos cinco años junto a Roberto y los pobladores de Villa Francia. Hoy soy profesor de Religión y realizo taller de Biblia en las parroquias, me considero parte de la corriente cristiana de la Teología de la Liberación y trato de vivir según la herencia que el buen Padre Roberto me entregó con la sencillez del diálogo cotidiano.

Vaya esta pequeña reseña como un homenaje para un hombre grande, de esos que faltan hoy en día, con la gratitud de quien ha recibido la gracia de ser parte, mínima por cierto, de la historia de los grandes, con la certeza de que el testimonio de Roberto seguirá presente en el recuerdo de los que lo conocimos y en el caminar de una Iglesia que comienza a renovarse, haciendo brotar las semillas de Evangelio que hombres y mujeres como Roberto han sembrado en ella por años y que es nuestra responsabilidad hacer brotar y crecer. Siempre en fidelidad a Jesús, nuestro maestro y Señor, Hermano de los Pobres y Señor de la Historia, el Dios de Jesús, el Dios de los Cristianos, el Dios de Roberto Bolton García.

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