Hemos vivido casi un mes de un proceso de movilización social único en nuestra historia. He pensado en escribir varias veces, pero es dificil tener una visión de conjunto que permita entender el proceso y reconocer sus posibles consecuencias. Hoy, 15 de noviembre de 2019 hemos llegado a un punto de inflexión: los principales partidos políticos con representación en el congreso han llegado al acuerdo de iniciar el proceso para una nueva constitución, recogiendo en parte las demandas que han expresado millones de personas en las calles de Chile. El acuerdo propone un plebiscito de entrada para consultar a la ciudadanía por una nueva constitución y por el método para redactarla, entre una convención mixta constitucional o una convención constitucional con el 100 % de los delegados elegidos por la gente. Junto con esto, establece otros elementos técnicos sobre los que cabe detenerse. Sin duda es un hecho histórico de tremenda importancia, pero presenta dudas y desconfianzas que pasaré a revisar a continuación:
1. Se amarra un quorum de 2 tercios, lo que en la práctica permite que el 33% se imponga sobre el 66% de los delegados. Si o hay acuerdo la materia queda para una ley posterior que será elaborada por el congreso, lo que en la práctica puede funcionar como una especie de veto del congreso sobre la constituyente.
2. El proceso de elaboración dura hasta el 2021, por lo que no sería promulgada por Piñera, sino por el presidente que asuma a contar del 2022, lo que evita el papelón de tener la firma en nuestra constitucion de un nuevo presidente deslegitimado y acusado de graves violaciones a los derechos humanos. Por otro, le permite a Piñera aparecer como el gran gestor del proceso constituyente y terminar con su periodo presidencial con relativa estabilidad.
3. Los constituyentes serán elegidos igual que los diputados, es decir, elegidos según distritos, lo que hace competir a los particulares con la máquina electoral de los partidos. Si ya es dificil elegir un diputado fuera de un partido político, imagínense lo difícil que será elegir un delegado constituyente. Esto permite que los partidos controlen la constituyente, por lo tanto, puedan negociar y controlar el proceso.
4. Se parte del principio de hoja en blanco, es decir, no se reforma la anterior constitución, sino una nueva. esto es positivo obviamente. Lo negativo es que no se le da un peso vinculante ni a los diálogos ciudadanos realizados durante el gobierno de Bachelet, ni a los cabildos autoconvocados (mas de 200), a lo más podrán ser un material de lectura para sacar ideas. En la práctica esto deja fuera de la discusión constituyente a la gente que se ha organizado y vuelve a centrar el poder de decisión en los partidos y en los delegados que logren ser elegidos.
5. La propia definición de las alternativas es engañosa: ¿Usted prefiere una Convención mixta constitucional o una convención constitucional? En cualquier elección esta formulacion de alternativas es claramente engañosa.
6. No se establecen delegados de pueblos originarios u organizaciones civiles que deban mostrar la diversas del pais, sino sólo por territorios, lo que hace en la práctica que la convención en realidad pueda terminar no siendo representativa.
7. Por último, al ser una "convención" y no una asamblea constituyente podriamos encontrarnos cun un reglamento que limite sus funciones y resultados. La asamblea deberia poder regirse a sí misma y no ser regulada desde el congreso.
Como ven hay muchos puntos que hacen dudar de la honestidad de este paso. Es un paso histórico, si, pero ahora queda la discusión y aprobacion de las correspondientes reformas para permitirlo, reformas que tienen un quorum de 2 tercios, lo que obligará a ambos sectores a seguir negociando y con el peligro constante de entrampar el proceso y quedar en nada, como casi sucede ayer. La actitud de los "acordantes" del congreso con el partido comunista refleja claramente la actitud que podemos esperar del congreso en estos días: "este es el acuerdo, no lo pueden modificar, a si que o lo firman o se van".
Este avance es importante, pero solo es uno más. Si no se logra un método de elección de los delegados que realmente resulte representativo y un poder de decisión de la asamblea que realmente pueda cambiar las cosas, podemos quedar exactamente igual o peor. Nuevamente se quiere resolver el tema sin contar con la ciudadanía, tratando de estabilizar la situación, que la gente se vuelva a su casas y deje a los políticos encargarse de "lo suyo".
Pero no se trata de eso, la gente en la calle entendió que la política es suya y quiere participar y decidir, no sólo ser receptores de propuestas cerradas que no responden a sus demandas por una sociedad más justa fraterna y solidaria. Todo depende de lo que pase en la calle. este acuerdo es hermoso, pero una hermosa lápida sobre los anhelos de participación y decisión si es que no estamos atentos.
De nosotros depende: Este proceso constituyente puede ser una tumba para los libres o el definitivo asilo para luchar contra la opresión y cambiar este país en beneficio de todos.
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