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viernes, 27 de diciembre de 2019

el libreto del 83, versión 2019

Se han hecho muchas comparaciones con respecto al llamado estallido social de octubre de 2019 (Ucrania, Hong Kong, etc), pero hay un antecedente histórico en el propio Chile que ha pasado un poco desapercibido. Se trata del proceso de protesta iniciado en 1983 y de como el gobierno de la época, una dictadura, administró la crisis y respondió a ella. Me parece importante detenernos en esta comparación, como una forma de contribuir al debate y evitar que ocurra nuevamente lo mismo. Los procesos nunca son del todo nuevos y el primer error sería analizar el actual momento político como algo totalmente original. 

En 1983, el gobierno militar estaba consolidando su proceso de institucionalización, pasando de una tiranía, donde el gobierno poseía todo el poder y lo administraba a voluntad,  a una dictadura, en la que poseía el poder, pero limitándose por las reglas de la constitución del 80, que establecía un sistema político, pero que lo anulaba a través de numerosas normas transitorias. Así las cosas, y luego de tres años, estalló la crisis, pronosticada por muchos e inesperada por todos. Se trata de las llamadas "jornadas de protesta nacional", que recorrieron el país durante poco más de tres años y tomaron por sorpresa  al gobierno.

¿Cuales eran las demandas de las protestas? El fin de la dictadura, el juicio a los culpables de violaciones a los  DDHH, un sistema democrático de Real participación, mayor justicia social. ¿Les suena conocido?

Durante las protestas hubo muchos heridos, asesinados y torturados, condenas internacionales  y militarización de las calles y plazas. Y sin embargo, las protestas continuaban. Junto con esto,  grupos más radicalizados iniciaron acciones de sabotaje a la "infraestructura critica" (tendido eléctrico, vías férreas, transporte) y realizaron saqueos de mercancías  que fueron distribuidos en las poblaciones. 

La gente se organizó en ollas comunes, campañas de ayuda, puestos médicos para atender a los heridos, grupos de "primera línea" para enfrentar la fuerza policial, medios de difusión para denunciar la violencia y convocar protestas (rallados, panfletos, etc) ¿les suena?

La respuesta del gobierno y de los partidos fue llegar a un "acuerdo nacional" para realizar una salida institucional a la crisis y evitar una transición violenta.  El acuerdo se firmó el 85, convocado por el entonces cardenal arzobispo de Santiago  Juan Francisco fresno. Una vez logrado el acuerdo, los políticos se dedicaron a consolidar el acuerdo pactado, mientras en  la calle seguían la protesta, las muertes y los heridos. 

El  amino termino en la convocatoria a plebiscito del 88 , donde  nuevamente se convocó al pueblo a participar. La gente salió e  masa, organizó protestas  y casas del NO, donde se discutió el país que se quería construir luego de la dictadura.  Una vez logrado el triunfo, las casas del NO se cerraron y los partidos  tomaron el mando en el nombre de la democracia pero sin la gente.

Al observar el actual movimiento vemos patrones que se repiten. No sé trata de determinismo, sino de reconocer el libreto para evitar que nuevamente un movimiento nacido desde el pueblo sea transformado por los partidos en una transición eterna que lo cambie  todo, sin cambiar  nada.


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